sábado, noviembre 07, 2009

Las 10 excusas que dan los blogers cuando dejan de actualizar

Absolutamente nadie hace nada mal en el mundo. ¿Has asesinado a tu profesora por equivocación? ¿Has envenenado a todo un vecindario? ¿Te han atrapado viendo pornografía escandinava con enanos cabezones? No se preocupen: Siempre tendras ahí el mejor invento del hombre desde la rueda, el fuego y la rueda de fuego: Las excusas. Ah, las excusas. Con tu señora novia (“No, cariño, esto no es lipstick. ¡Es sangre de un… euh… dragón que me he encontrado por la Avenida! ¿A dónde te diriges con ese cuchillo?”), a la hora de estudiar (“¿Copiar? ¿Quién estaba copiando? ¡Estaba repasando a última hora!”), defendiendo tus gustos y aficiones (“¿90 60 90 mala? No, no es mala, lo que pasa es que es una gran incomprendida)…Lo peor de dar una excusa es saber que estás mintiendo cual bellaco y, sobre todo, que solo estás comprando tiempo antes de que la verdad te sacuda en la cara cual pescado fresco. Esto es, cuando tu novia compruebe que no hay un dragón muerto en la Avenida, prepárate para recibir un par de cachetadas. Por otro lado, si tu novia tiene que comprobar si hay un dragón muerto en la Avenida, quizá la relación tampoco mereciera tanto la pena.

Hoy en día, gracias a la tecnología, tenemos la suerte de que nadie nos mira a los ojos mientras decimos falacia tras falacia: Como todo en el mundo, las excusas se dan por Internet. Vivimos en un mundo donde las galletas se abren en Internet, la tele se ve en Internet y Carlos Raffo dice hilarantes tonterías gracias a Internet. ¿Cómo no íbamos a dedicarnos a dar excusas online? Que si perdón por no haber actualizado mi Twitter en la última media hora, que si Wikipedia estaba equivocada, que si este mensaje privado no sé como ha llegado a mi buzón… Y, de entre todas las excusas, las favoritas de todos son las de los blogueros, esos maquiavélicos y estúpidos seres que, en cuanto tienen un par de personas que les siguen, deciden cerrar el chiringuito sin motivo aparente. Todos los que han abierto un blog han dejado de publicar al cabo de un tiempo para volver dando pobres, sórdidas y lamentables excusas. Obviamente, eso jamás ocurrirá aquí, ya que solo llevamos… Espera, ¿CUÁNTO tiempo sin actualizar? ¿En serio, TANTO? Euh… ¿y qué tal si vamos directamente y sin pasar por la casilla de salida a las diez razones que te da tu bloguero favorito cuando vuelve después de dejar de escribir durante un tiempo y sin avisar? Esto… ¿Queda alguien? ¿Hola? Guau. Jamás había visto un blog que hiciera eco.

1-“Perdón, lectores míos, he estado muy ocupado”: O lo que es lo mismo: “Perdón, gente que se ha metido desde Google por equivocación y mamá, pero he descubierto lo fácil que es encontrar series de televisión antiguas por internet”. Mmmm....Siempre hay tiempo para escribir una entradilla de vez en cuando, por muy ocupado que estés. ¿O es que has pasado de practicante mediocre a presidente del mundo en apenas un par de semanas? Maldita sea, seguro que hasta Obama, entre premio Nobel y premio Nobel, sacaría tiempo para comentar el último video de moda en Youtube. Por lo general, su retorno es tan corto y soso como vacío de contenido. Oh, hijos mios. La edad adulta apesta demasiado.

2-“Mi trabajo me absorbe”: Curiosamente, tú antes eras el rey de la blogosfera. Tus inteligentes artículos contra Heroes y las vanalidades de la vida machacaban la mente de los artífices de semejantes bazofias. Incluso te planteaste hacer esto cada semana…hasta que encontraste trabajo. A partir de ese momento, pasaste de contar tus hilarantes impresiones sobre Perdidos a contar aquella vez que llamaste a una puerta y te ladró un perro. Qué cosas. ¿Cómo es posible que a nadie le interesen tus anécdotas? Es un hecho: La vida de los blogueros parece más apasionante cuanto más se toquen los genitales en el sofá. En el momento que encuentran trabajo la cosa se va por el desagüe, los posts son más cortos, más espaciados o llenos de videos de Youtube mil veces vistos. De hecho, cada vez que digas “Me gustaría parecerme a este tipo”, probablemente lo estéis diciendo de un treintañero en pijama que aún vive con sus padres. Y la verdad, da algo de envidia. Pero no demasiada.

3-“Prometo actualizar más a menudo”: En un momento u otro, el bloguero de turno, después de siete meses sin escribir una palabra ni en los comentarios ni en las entradas, se disculpa en dos líneas y añade una promesa de actualización. Tú y yo lo sabemos: A este tipo no vuelves a verle en lo que te queda de vida. Uno nunca sabe qué pasa con esta gente. ¿De pronto tienen muchas ganas de actualizar y de ser reconocidos y al día siguiente no? ¿O son extrañas fuerzas las que les impiden escribir en una hoja en blanco? Uno se imagina al pobre bloguero siendo interrogado por agentes de la CIA y obligado a firmar en una hoja en blanco que no volverá a escribir jamás. Quién sabe. Quizá “Prometo actualizar” signifique en bielorruso “Adoro a Osama Bin Laden y a todo lo que representa”.

4-“No he actualizado por motivos personales”: Dicho de otra forma menos light pero más sincera: “En estos últimos meses me he salido con gente REAL, he visto lo patetica que era mi vida y me dije a mi mismo que tenía cosas mejores que hacer, pero ahora que me volvi a mi REALIDAD, es decir estoy bajo de ego y necesito que me lo suban”. Los próximos veinte post tratarán de lo malas que son las mujeres, el asco que le produce el sexo opuesto y lo solo que está. Por supuesto, lo mismo se está refiriendo a que ha muerto su abuela, su periquito Mariano o él mismo ha sido diagnosticado de un cáncer tan mortal que le matará, pero ¿recuerdan? ¡Esto era un blog como de risa! ¡Rían! ¡Rían!

5-“No tenía nada que contar”: Antes tampoco tenía nada que contar, pero no había descubierto lo fabuloso que es mirar TV en el sofá. Me sorprende la gente que se queja de no tener nada que contar. Esto es, ¿acaso los demás sí? ¿Estamos todo el día narrando nuestra apasionante vida llena de juerga, anécdotas divertidísimas, etc. No nos engañemos, amigos de la blogosfera: No somos mejores que una pelicula de tarantino. Lo dicho: Si no tienes nada que contar, cuenta la última andanza de tu héroe de ficción favorito. Tampoco te va a leer nadie, ¡pero al menos te sentirás pleno!

6-“He estado enfocado en otros proyectos”: ¿Conocen la palabra procastrinar? (Pensando en ti amado lector, es que puse la definicion al final del post) Es genial, ¿eh? Sirve para todo. “No, es que no ceno porque estoy procastrinando”; “¿Estudiar? Lo siento, estoy procastrinando”; “¿Acabar con la crisis? ¿Y entonces cuando procastrino?”. Eh, es un procastrinador. Cada vez que alguien te diga “Tengo algún proyecto por ahí” o “Si me sale lo que estoy esperando, ya verás” lo que realmente quiere decir es “He empezado un libro, he compuesto media canción, estoy pensando en apuntarme a un curso de inglés y otro de photoshop, estoy juntando tiras para abrir un webcomic y estoy comenzando mi nueva carrera como tenista de élite e investigador paranormal”. Por suerte, esta gente tiene claro cuál es el primer paso para tener éxito hoy en día: ¿El esfuerzo? ¿La creatividad? ¡Claro que no! Abrirse un club de fans en Facebook, por supuesto. ¿Cuántos “Club de fans de Pepito Martínez” hay en dicho lugar del averno? Definitivamente, más de los que cualquiera necesitaría. Y todos, curiosamente, tienen un solo fan: Pepito Martínez. ¡¡Ooooh!! Cuando alguien retoma su blog después de “enfocarse en otros proyectos” es porque se ha dado cuenta de que son demasiado queridos. La lástima es que solo se quieren ellos. Con todo, lo de procastrinar es una gran excusa para la próxima vez que deje de postear sin motivo aparente. ¡Club de fans de Pepito Martínez 2.0, allá vamos!

7-“No tengo Internet”: O no lo tuve durante un par de días y… buf, ¿saben lo que cuesta mirar el Facebook? Por eso llevo varios meses sin postear, sí. Entre tranquilizar a la gente que creía que me había muerto, ver el vídeo de Shakira una y otra vez de manera compulsiva y contestar a los tres mensajes privados de Facebook, lo del blog ha sido imposible. Además, ¿de qué voy a hablar sin Internet? ¿Del mundo real? Por favor, estamos hablando en serio. En el mundo de Internet, al contrario que en la calle, el fracasado es aquel que pasa más de cuatro horas en la calle sin PC, ni móvil 3G. Si alguien se queja de no tener Internet, lo más probable es que se haya hartado del blog, porque no hay posibilidades hoy en día para decir “Hola, qué tal”, desde las bibliotecas hasta los McDonald’s. Por el amor de dios, hace un año actualizaba este blog con el Wi Fi de una panadería (hasta que me pillaron. ¿A que una lucha de esgrima con baguettes parece divertida a priori? ¡Y sería más divertido si me hubiese pasado realmente!). No hay excusa.

8-“He olvidado que tengo un blog”: El más honesto de todos. Lo más probable es que el blog fuera un simple cúmulo de vídeos y graciosísimos mails en cadena. Eso sí, cualquier día el bloguero en cuestión se olvida de respirar y el mundo es más feliz. Lo peor es que él mismo lo sabe, y por ello para su retorno hay dos posibilidades: O es su último aliento blogosférico (si lo sumas al axioma “Volveré a postear pronto”, es mortal de necesidad) o cambia por completo su blog, hace algo medianamente interesante y ya no lo olvida, sino que pasa a convertirlo en el centro de su vida sobre el que gira todo lo demás. “Eh, ¿te he contado que tengo un blog?”, “Esto va para mi blog” o “¡Mierda! ¡No he actualizado el blog desde hace dos horas!” se repiten demasiadas veces entre los dueños de blogs con menos de diez visitas. Es entonces cuando deseas que hubiera mandado su bitácora a la mierda cuando tuvo la ocasión. Bastardo.
9-“Empiezo muchos posts pero aun no he acabado ninguno. ¡Y tengo muchos preparados!”: Por experiencia, esto es engañarse a uno mismo. Si empiezas muchos posts pero no acabas ninguno, eso significa que una vez escribiste una línea en una hoja en blanco que decía “No se me ocurre nada”. ¡Pero es un comienzo, supongo! Puedes estar pasando por una sequía creativa o, simplemente, ser un niño sobreazucarado de los años 90. ¡Tenemos tantas cosas que decir que no decimos ninguna! El equivalente al temor de la página en blanco de los escritores normales y corrientes se tranforma aquí en el síndrome de la sobreexposición a películas, series, videojuegos y situaciones. Un par de semanas en una cabaña perdida en un monte alejado de la mano de dios y como nuevo. O colgando de una cuerda por el cuello en la cabaña en cuestión, vaya. Probablemente estos bloggers vuelvan tarde o temprano tan bien (o mal) como siempre.

10-“He estado practicando microblogging”: Mi favorito entre las excusas 2.0. Antes le llamábamos “perder el tiempo en Internet”, pero algún listo decidió que postear en twitter y actualizar tu estado en Facebook ya no es hacer el tonto, sino llevar un blog en diminuto. ¡Microblogging! Si es que hasta la palabra es mucho mejor que “bloguear”. Una suena a perdedor sin metas en la vida y la otra a genio de la informática. ¡Si hasta los premios a los mejores blogs ya dan premios a los mejores Twitters! Por otro lado, tiene sentido. Se tardan diez segundos en escribir una entrada de tu microblog para contar tus microexperiencias y más de una hora para escribir una entrada en tu blog contando tus… bueno, tus microexperiencias, para qué vamos a engañarnos. La concisión es algo que agrada a todos, especialmente a los descerebrados que se quejan en cuanto ven dos párrafos seguidos. Ha lo dicho: El microblogging hará tu vida más feliz. ¡E incluso te dejará tiempo para vivirla! ¿Quién dijo “caradura”?

En cuanto a mí, ya saben. No es que me haya olvidado del blog, es que simplemente he estado muy ocupado. Ya saben, por asuntos personales debidos a que mi trabajo me absorbe. Y no es que no tenga ideas: Tengo un buen montón de posts que tengo a medio empezar, pero que aún no he terminado. Además, sigo enfrascado en varios proyectos y no tuve Internet durante una tarde, así que ya saben. ¡Pero eso no significa que no puedan encontrarme haciendo microblogging por el mundo!

Esto ha sido solo una pausa temporal: Prometo actualizar más a menudo y… ¿Qué hacen esos agentes de la CIA entrando en casa? ¡¡Lo sabía!! ¡¡Lo sab–
*Procastinar: Retrasar la realización de la tarea que tenemos que realizar (...Torpes)